...por suelo europeo

...Viajé, caminé, comí, bebí y disfruté durante algunos días por suelo europeo.

Todo el tiempo que pasé en Londres, Frankfurt y París durante el mes de julio del 2007, fue algo maravilloso e inolvidable y una experiencia que sólo en sueños había sentido como parte de mi vida.
Jamás podré agradecer a Dios y al destino la oportunidad que me dieron al poner en mi camino a una mujer tan bondadosa como hermosa: Nevin Bayoumi... Una danesa que describo como un oasis en mi vida, como un ángel en mis oraciones y como un despertar a un nuevo mundo.
Se que ella y yo no pertencemos al mismo lugar; que nuestras culturas son distintas, así como nuestro idioma, pero lo que nos hace seguir siendo amigas luego de 10 años, es el mismo latir de la amistad y de nuestra sangre.
Llegando a Londres, ella tenía listo mi boleto a París.... Sí, Francia, que sólo conocía por el Travel Chanel, peliculas, por El Perfume y otras novelas de amor.
París. Un sueño... Desde nuestra salida en el Eurostar con sus misteriosos 20 minutos bajo el mar, hasta el Louvre, Rodin, Campos Eliseos, Moulin Rouge, el Siena, la Tour Eiffel, Sacre Cour, Notre Dame, Pompideu.... El calor y las mujeres hermosas con gran clase al vestir; las tiendas costosas, los hombres galantes y el idioma del amor ronroneandome al oído que todo aquello era más que cierto.

Al llegar de vuelta a Londres, ya estaba lista otra nueva sorpresa... Algo dentro de mí gritaba que ese viaje estaba aún en su mejor momento y así fue... Un boleto de avión ahora a Frankfurt, Alemania. Ni siquiera había leído respecto a esa ciudad tan ajena a mí hasta entonces. Y sin siquiera imaginarlo, ya estaba instalada en el Steinberger Frankfurt Hof, en el mero centro de la ciudad... y disfrutando su legendaria bebida: La cerveza.

Caminé más. No quería dormir siquiera. Mis ojos estaban extasiados con tanta alegría y cultura a mi alrededor. Goethe, vida nocturna, comida distinta, vinos suaves, lluvia y poco frío... y a mi lado Nevin... valiente, inteligente, seductora, políglota, jovial...

Además, antes de mi partida a México redescubrí emblemas como la lluvia, el London Eye, el frío, The London Bridge, los museos, el Tamesis, el Big Ben, la comida, la diversidad cultural; eso fue husmear de nueva cuenta en un aroma ya permanente en mí, y sobre todo percibir el calor humano en un hogar donde sentí que puedo pertenecerle sin siquiera estar en él...

¡¡¡Gracias eternas amiga!!!