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Tuesday, April 29, 2008

Huelga violeta

El viernes 27 de abril levantamos la huelga que mantuvo paralizadas las actividades de la Universidad de Sonora por más de 22 días.
En realidad, cuando votamos los miembros del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Unison (Steus) por el estallamiento el 3 de abril, jamás pensamos que pudiera durar tantos días y ni siquiera estábamos preparados para ello; pero la injusticia y el calvario que por más de 20 años nos tuvieron con un salario raquítico y un contrato colectivo violado por todos lados, nos dio la fuerza para decir: ¡Adelante!
La primer semana fue de bromas y especulaciones, esperanzados en una respuesta expedita por parte del rector Pedro Ortega. Ilusamente creiamos que doblaría las manos para perpetuar su prestigio nacional e internacional. Una huelga no le venía nada bien ni en este, ni en ningún otro momento. No fue así y seguimos adelante la segunda semana del mes de abril.
Ya no teníamos temas para charlar con quienes nos tocó compartir las guardias diarias de 4, 6, 8 y hasta 12 horas en las distintas puertas de acceso a la Unison.
Yo tuve el privilegio de hacer mis guardias en la entrada del teatro Emiliana de Zubeldía. En las escalinatas del emblemático Museo y Biblioteca.
Todos los días la naturaleza regalaba una de sus mejores galas: Atardeceres de ensueño con el edificio de Rectoría al fondo y esos azules, rojos y violetas en el cielo hermosillense nos alentaban a regresar la tarde siguiente con mejores esperanzas.
Teníamos además la dicha de apreciar cada atardecer, una tumultuosa danza de pequeñas aves grises y negras, que buscan ruidosas su refugio para pasar la noche entre las ramas y hojas de los añejos yucatecos de la plaza Emiliana de Zubeldía.
Por todos estos regalos de la naturaleza, valieron la pena días de huelga, hastíos, cansancios y roces con algunos compañeros, pero si fuese necesario volvería a mis guardias en el mismo lugar para respirar esperanzada en un futuro mejor, y para admirar mi ciudad de bellos atardeceres...