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Wednesday, December 24, 2008

Navidad

Este tiempo de reflexión, al menos así nos lo hacen ver los medios de comunicación, es en realidad un disparo al consumismo y al acelere, y desgraciadamente, yo también estoy inmersa en ello... Mis vacaciones iniciaron la semana pasada y aún no he podido tener un tiempo para mí y disfrutarme con una tarde echada en la cama, comiendo papitas con chamoy y viendo películas que me hagan llorar o reír. He pasado de la histeria al estrés en cuestión de segundos con el tráfico tan horrible y mi fobia a los accidentes. Las colas en el supermercado ya me están dejando marcas de várices en las piernas (y yo que tanto las presumo); además luego de la operación de mi madre ya tengo complejo de "chacha" y el trapeador se ha convertido en mi tercer brazo. Mi rutina de ejercicio se ha quedado al último de mis prioridades y en la ropa comienzo a sentir los estragos de su ausencia. Mi hija y yo ahora tenemos más tiempo para estar juntas; pero con todas las obligaciones que adquiero en casa, poca es la calidad de nuestra compañía... En realidad la lista de mis suspiros es más extensa, pero no quiero llenar este espacio sólo de lamentaciones, así que con todo y mis quejas: ¡¡¡Feliz Navidad y un Año 2009 lleno de sorpresas agradables en el trabajo, el amor, el sexo, la familia, la amistad y la parranda!!!

Tuesday, December 09, 2008

Una madre no debe...

Ando muy triste y no quiero que este fin de año se caracterice por ello.
Ese sentimiento no me gusta, nunca me ha parecido bueno desperdiciar la vida llorando y lamentando lo que está fuera de mi alcance. Solamente tengo una vida y no sería bueno para nadie que sólo llanto hubiera en mi entorno.
Operan a mi madre de uno de sus riñones. Ella está nerviosa y teme morir, como tememos todos; pero para ella aún no es su tiempo de irse y de adelantar su paso por este mundo.
No aún. Ha sufrido más de lo que ha disfrutado y no es bueno morir así, con una deuda de felicidad.
Además una madre no debe morir jamás. Está prohibido para ellas dejarnos aquí con una carga emocional lastimada.
Una madre no debe sufrir. Está prohibido hacer que una madre derrame una sóla lágrima por motivo alguno.
Una madre no debe desvelarse. Está prohibido que ella no duerma esperando al hijo o hija que decidió prolongar su fiesta de fin de semana.
Una madre no debe acrecentar sus arrugas. En el rostro de una madre debe permanecer una sonrisa eterna, no un rictus de sufrimiento ajeno.
Una madre no debe dejar de comer. Ella debe alimentarse y disfrutar los sabores deliciosos que existen en los diferentes platillos.
Como Dios mismo, la madre decide dejar su propio bocado para alimentar a los suyos, como si le agradecieramos con un abrazo o una sonrisa todos los días.
Definitivamente, una madre no debe, simplemente no debe dejar de serlo... ¡Qué madre!

Aquí están Doña Panchita y Don Tholino Fontes... ¡Qué guapos!