-No, hija... Ya no sirve.
-Y entonces, ¿para qué sigue ahí?
-Es el monumento a la estupidez hermosillense... por eso sigue de pie.
-¿Alguna vez sirvíó?
-¿La estupidez? Si, sirve para no volver a cometer el mismo error; aunque siempre hay sus excepciones.
-No, el reloj...
¡Ah! Si, alguna vez dio la hora exacta y en esa misma se quedó.
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