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Friday, April 24, 2009

... sigue

La huelga en la Universidad de Sonora continua y no se cuanto tiempo más podremos resistir.
Las autoridades no han dado la cara y las reservas están próximas a acabarse.
Desde el 3 de abril y hasta hoy han surgido los primeros roces entre los compañeros y casi se han agotado los temas de conversación.
Lo único que sigue firme es la convicción por luchar por un mejor salario y por mejores condiciones laborales en la Universidad de Sonora.
“No nos vamos a levantar por tres pesos”, dicen la mayoría de las voces y estamos de acuerdo, aunque el rostro denote cansancio.
Las vacaciones de Semana Santa ya se fueron y nadie de los que hace guardia en la institución las disfrutó.
Qué más da unos días más…
Poco a poco se van desvaneciendo las ganas y la fuerza por continuar es cada vez menor.
Al inicio todos queríamos cumplir; ahora ya no podemos. Se acaba la gasolina, no hay dinero para el camión, los refrigeradores están casi vacíos y la duda es constante: ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Por qué no ofrecen lo que pedimos?
La universidad está perdiendo más de lo que solicitamos. Cada día que avanza el conflicto son miles de pesos que se están yendo a la basura y que no podrán recuperarse por el capricho de un grupo de personas que ven a los sindicalizados como una enfermedad, cuya única cura es ignorarlos.
No voltear a vernos y catalogarnos como “trabajadores de segunda” está haciendo mucho más difícil conciliar la causa.
Los medios de comunicación están haciendo su parte, sobre todo aquellos que reciben dinero a cambio de su solidaridad.
En Radio Bemba siguen esperando las declaraciones del Rector, pero éste hace mutis ante la evidente falta de argumentos.
La angustia es la constante, pero no hay marcha atrás; nadie quiere seguir manteniendo a la institución sin su fuerza, sin su importancia y trascendencia; pero nadie quiere tampoco seguir percibiendo salarios infames que no cubren las mínimas exigencias de una vida digna.
Los precios de los alimentos se incrementan; los huevos, el tomate, la leche, la sal… pero las carteras de los sindicalizados sufren anorexia y sólo podrán recuperar su masa corporal si se ablanda el corazón de aquellos que no podrían jamás vivir sólo un mes con el salario de un jardinero, una secretaria, un conserje o ya de perdida de un bibliotecario… Adelante, aunque el ánimo ya no nos quiera dar impulsos.

1 comment:

víctorhugo said...

a resistir. espero pronto termine.
un abrazo