Momentos de Álamos

¡Gracias!

Viento de Álamos

Suave frío, dulce caricia...

Álamos y su gente tienen los brazos abiertos.

Comida deliciosa, arquitectura descuidada, pero con un gran valor histórico; habitantes amables y con el corazón limpio.

Este viaje con mis amigas fue reconfortante.

Algo que muy a flor de piel necesitaba y que puso un poco de paz al torbellino vivido en días pasados.

FAOT, quizá sólo un pretexto...

¡Qué rico es Álamos!

¡POR FAVOR!

Obama

¡Su primer fotografía como Presidente de los Estados Unidos!

Y ahora qué...?

Toallas húmedas

Hoy utilicé la penúltima toallita húmeda que me regalaste.
“Tea Tree Sensitive” se llaman y me dijiste que las usara por si sentía calor durante mi viaje y para refrescarme;
Y sí, en realidad me han servido para mitigar el calor en mi cara, pero no en mi corazón.
Te recuerdo cada día y al oler las toallas me remonto al otro lado del mundo.
Anhelo estar allá y aquí al mismo tiempo y eso me parte sin lugar a dudas en dos.
Cada día que pasa imagino que me consumo y queda ya muy poco de mi misma.
Siento que me acabo lentamente y nada puede detener esta decadencia.
No quiero sonar como una persona deprimida porque no es así.
Estoy triste, es verdad; pero no al grado de querer atentar contra mi propia vida; porque adoro las lunas de octubre y los amaneceres de mayo.
Me regocija abril como a nadie y me embeleso en la playa mientras estén junio y julio.
Durante agosto, disfruto pasar las tardes en mi recamara viendo la tele con aire acondicionado y me reconforta.
En enero y febrero me considero diva de cine con botas altas y abrigos de lana, yendo al 7 con glamour hasta en los huesos.
Para marzo las flores me hacen sonreír y en septiembre el cumpleaños de mi padre me vuelve agradecida.
Ya en noviembre no hay mayor felicidad que mi cumpleaños y el de mi hija, quien todos los años desgarra mi corazón con su inocencia.
Cada diciembre está lleno de abrazos y besos que me acrecientan y es por eso que la vida me sonríe cada día.
El aroma de las toallas húmedas me descontrola.
Sólo quiero saber qué sucederá conmigo cuando limpie mi cara con la última toalla del paquete que me diste…

A cumplir

Ya estamos en el 2009 y sin pensarlo ya llevamos 5 días usaditos.
No he hecho aún mi lista de propósitos, pero estoy pensando en escribirla, ya que el año pasado (que lejano se lee) la hice, y muchas cosas quedaron pendientes.

Quiero comprometerme a cumplir con lo que digo; ese es uno de los propósitos más urgentes.

Otra de las cosas que quiero realizar este año es volver a bucear; sentir nuevamente esa sensación de paz bajo el mar que viví en mi época de playa en Cancún. La tibieza de las aguas acariciando mi cuerpo y aquellos paisajes acuáticos y profundos que no se repiten, quiero recordarlos bajo el agua.

Me comprometo llevar a mi hija a montar a caballo y disfrutarla viéndola feliz. Tomarle fotos una y otra vez sin escatimar memoria y comprarle mucha nieve, algodones de azúcar, libros coloridos y zapatos de ballet. Voy a motivarla a probar comidas nuevas y viajar con ella a donde no hemos ido aún.

Quiero pasar más tiempo con mi madre y tomarme cualquier tarde una taza de café con pan de dulce a su lado.

Prometo ser menos puntual para evitarme conflictos fraternos y relajarme más mientras espero.

Voy a hacer ejercicio, pero sin excesos y quiero ir a bailar muchas veces en el año.

Planear viajes a la playa con mis amigas y organizar cenas o desayunos con ellas para compartirnos.

Voy a tomar más vino y menos cerveza y voy a comer mucho y probar platillos distintos a los que mi paladar conoce.

Me dejaré llevar por los instintos en el sexo, más que por la razón, la cordura o la rutina.

Quiero leer muchos libros, pero más novelas para reir, llorar y enamorarme en cada nueva página. Ir al cine acompañada... la soledad también aburre.

Hago entonces la promesa de renovarme cada día y me juro que aunque llueva, estemos a 50 grados, sea de noche o de madrugada, yo voy a sonreir, simplemente por el hecho de estar viva al inicio de un nuevo año...