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Tuesday, September 01, 2009

En algunos años más...

Cuando íbamos camino a casa, mi pequeña hija pregunta de repente:
-¡Mamá!, ¿qué edad tendrás tú cuando yo esté en la Universidad?
Su espontaneidad me hizo cabilar en los años de diferencia que existen entre ella y yo y para cuando mi hija estudie en la facultad, yo andaré rondando algunos lustros más... si es que tengo la oportunidad de presenciarlo.
Antes de responderle, intenté darme valor para enfrentar mi ausencia en muchos de los momentos más trascendentales de su vida adulta no tan futura.
Actualmente tengo su agenda a mi alcance y no hay paseo, juego, juguete, dulce, libro, mascota, amigos, deporte, programa de televisión e incluso su ropa, que no pase primero por mi supervisión.
Cuando ella alcance su mayoría de edad, y por supuesto que mucho antes, elegirá qué color de ropa usar, cuáles zapatos comprar, la película de su elección en el cine, el libro para disfrutar, las comidas, los olores, los amigos, las fiestas y muchas decisiones más serán sólamente su responsabilidad.
Quizá yo esté ahí aún para ayudarla a escoger los colores de su nuevo depa, o el año y marca del carro que manejará; de seguro mi opinión para entonces no tendrá el mismo peso que ahora y ella podrá escucharme sugerir labiales, pero sin preguntarme decidirá qué boca besar para desgastarlos.
La imagino hermosa, feliz y combatiente. La visualizo con sus ojos grandes y su pelo castaño; largo, más abajo de los hombros. Delgada, inteligente y ocurrente; espontánea y rebelde, rodeada de amigos sinceros e incontables experiencias. Habrá viajado mucho y leído más.
Me concibo empacando su primer maleta. Guardando el pasaporte con su cara ansiosa y diciendo adiós en el aeropuerto en ese momento que decida irse a viajar sola.
Cuántas decisiones saldrán de su boca sin yo siquiera imaginarlas; qué cantidad de errores tendrá que cometer para llegar al camino que le indique un triunfo nuevo.
Habrá muchos tropiezos, millones de lágrimas e interminables alegrías y sobre todo ella tendrá de seguro el escudo que acuñé mientras estaba a mi alcance su presente ajeno.
En realidad es difícil responderle ahora qué edad tendré cuando ella vaya a la universidad.
Una edad será la que indique mi acta de nacimiento, pero otra muy distinta la que marquen mis arrugas y profundicen esas lágrimas de tristeza y felicidad que por ella salieron y saldrán de estos ojos míos, que para entonces, desearía brillaran eternamente junto a los suyos.

2 comments:

Unknown said...

Que lindo Sol!
Seguro que la edad que tengas será siempre de una mami joven ;)
Un abrazo

Sol Gabriela said...

Eva querida, gracias por tus palabras! Oye, reportate para el cierre de los talleres de Verano el 18 de septiembre... Nos urge tu fresca presencia y aguda conciencia en esta biblioteca de libros dormidos!