En ocasiones me ha pasado que se atoran en mi garganta lágrimas de impotencia, frustración, coraje, o de no se qué; pero que debo reprimirlas hasta un momento de soledad y donde nadie pueda intentar consolarme o siquiera entender el porque de su torrente.
Hoy para mí es un día de esos. No tengo ganas de estar aquí y en ninguna parte. Probablemente el único lugar que desee sea mi cama para llorar a mares sobre ella y además, insisto, no pretendo ser consolada.
Deseo echar por mis ojos las frustraciones y esa angustia que decidió atorarse y que necesita salir sin contemplaciones.
Últimamente me pasa más seguido este sentimiento y creo saber el porque de su frecuencia.
Prácticamente soy madre soltera y aún cuando yo siempre quise serlo, en ocasiones no doy abasto en tiempo, calidad y compañía a mi retoño.
Voy a cumplir años y sigo en el mismo trabajo donde ya no encuentro nada emocionante.
Siempre he sido una mujer entregada, disciplinada, extremadamente puntual; pero dentro de mí hay alguien a quien le fascina la aventura, los paseos al aire libre, los animales, los viajes, las sorpresas y la naturaleza.
Adoro la comida y la suavidad de la piel de los seres humanos. Me encanta oler perfumes nuevos y los anillos y aretes extravagantes.
Enloquezco cuando veo un cachorrito de cualquier especie, inclusive la humana y cada día quisiera poder experimentar un sabor, olor, color, amor distinto.
Se que es imposible
Además, me acabo de dar cuenta, que hoy me bajó la regla.
Monday, November 03, 2008
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