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Tuesday, June 06, 2006

La danesa más mexicana


A Nevin la conocí por azares del destino.
Jamás imaginé que un curso de inglés me fuera a conducir a una amistad permenente con alguien con la que no comparto ni el idioma ni la cultura.
Somos dos mujeres distintas, pero que se unieron eternamente por la gracia de los sentimientos y los razonamientos parecidos. Además que las sonrisas fungieron como símbolos de similtud.
No cabe duda que la sonrisa y la música son universales.
Poco a poco fuimos descubriéndonos hasta lo más profundo de nuestras almas. Su calidez, entereza, disciplina y perseverancia contrastaron con mi terquedad, intolerancia y carencia de proyectos a futuro y eso, paradojicamente es lo que más nos acerca una a la otra.
Nevin no da un paso sin planear. Su futuro de aquí a 5 años está fraguado, mientras que yo necesito despertar cada día para saber qué sigue en mi camino.
Ella parece elegir los colores de la ropa combinándolos con su estado de ánimo; yo cierro los ojos y tomo lo primero que está colgando en el closet para afrontar mis salidas. Aún con estas diferencias, ella sabe que mi alma y mi corazón le pertenecen y mi mano estará ahí para cuando flaquee.
Se que la primera en tambalearse ante las adversidades seré siempre yo, pero también estoy segura que cuando eso suceda no habrá poder humano que la detenga para estar presente y colocar su hombro y sus palabras para confortarme.
Los lazos de nuestra unión fraterna llegaron al grado de invitarme a su boda con Milos, un yugoslavo ejemplar: inteligente, noble, hermoso y enamorado de la danesa más mexicana que existe en el planeta.
La ceremonia fue de ensueño. Todo se ensambló para augurar una unión eterna, un amor sin fronteras; un espacio y tiempo perfectos.
Las suaves olas del Mediterráneo me recibieron en un septiembre jovial y fue la alegría de Nevin el distintivo de las fiestas. En plural porque durante cada día de mi estancia por Europa no hubo llanto, ni tropiezos, solo bellos y memorables momentos.
Ese viaje fue y es la mejor experiencia cultural y amistosa que le haya tocado vivir a una asalariada sonorense como yo.
En tan solo 20 días maduré como nunca y aprendí a querer más a mi país y enamorarme de otro para pertencer eternamente a él.
El teléfono y el Internet son nuestras líneas de unión permanentes e inquebrantables.
Nuestras conversaciones a través del teléfono pueden durar horas y estoy segura que a pesar de la distancia y el mar como intermediario, secamos nuestras lágrimas, recorremos nuestras experiencias y tomamos nuestras manos en señal de solidaridad.
Nevin hace cada año malabares para venir y visitarme. Estuvo aquí para conocer a mi pareja y mi precipitada vida marital; arribó después solo con la intención de conocer a mi primer hija.
Ahora, durante la decisión de separarme de mi esposo, su esencia me acaricia reconfortante.
Como prueba de nuestra inverosimil unión, hace unos meses desperté con una angustia en el pecho.
Algo andaba mal y no entendía qué era; solo que debía tener de inmediato alguna noticia de ella.
Marqué a Londres y sólo se escuchaba la voz de Milos diciendo "we´re not here at the moment, but you can leave a message after the tone".
Intenté llamar a su madre en Chipre pero tenía un error en los números de teléfono y colgué pensando en contactar a la embajada chipriota en México para que localizaran a Jette, su bella madre, ya que Chipre es tan pequeño que cabría tres veces en el estado de Sonora. Parecía fácil, o al menos eso creí. Cabilando todo esto, el ring ring del teléfono me sacó de mi ensimismamiento y al otro lado de la bocina escuché la voz que ya esperaba: "Hola Sol, soy Nevin. Estoy en Chipre y hace unos momentos murió mi mamá".
Me sentí impotente de no poder abrazarla. Hubiera querido tener a mi lado la lámpara de Aladino para que en cuestión de segundos me transportara al otro lado del mundo y estar con ella en esos momentos tan dolorosos. Un sueño que solo el teléfono pudo apaciguar y que a través de él pudimos entender que verdaderamente no hay fronteras para el amor y la amistad. Mis presentimientos previos fueron ciertos. Compartí su pérdida y mojé la bocina con mis lágrimas segura que ella inevitablemente hacía lo mismo.
Hace tiempo que no tengo noticias de ella. No entiendo por qué no ha contestado mis correos y la duda me arropa cada día. Estoy segura que algo bueno y perfecto ha evitado su contacto continuo, quiero pensar que sí; y presiento que de un momento a otro voy a abrir la puerta de mi casa y voy a verla llegar sonriendo, trayendo consigo un sinfin de buenas noticias y un halo de paz a mi injustificada angustia.
Te extraño mi nena!!!


Hora y Fecha: 01:15 AM, May 20, 2006

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